
Hay momentos en la vida, en que, en un espacio cercano, te encuentras con bastantes cosas interesantes y asequibles. Esto me ha pasado en este comienzo de año en Montjuic.
La visita al Pabellón Alemán de la Exposición Internacional de 1929, me hizo darme cuenta de la cercania con CaixaForún, un recinto que visito con asiduidad.
El pasado 5 de febrero visité el pabellón antedicho, también llamado Pabellón Mies van der Rohe, por el nombre de su arquitecto. La historia nos dice que la montaña de Montjuic fue elegida como sede de la Exposición Internacional en la que Barcelona quería ser digna presentadora, sobre todo de la fuerza social e industrial de una Europa entre guerras. Mientras, con un primer impulso de Puig i Cadafalch, gran parte de la montaña se llenaba con edificios modernistas y noucentistas, algunos de los países que participaban construían sus propios pabellones. Alemania, diez años después de quedar devastada por la Primera Guerra Mundial, presentó una propuesta de avance y modernidad arquitectónica.
El resultado es un pabellón de líneas horizontales, aparentemente abierto al aire, vacío de cualquier elemento no arquitectónico. Solo la piedra, el metal de los leves soportes, el agua que duplica la leve verticalidad. Solo granito, mármoles y cristal.
Aún hoy resulta insólito, avanzado, incógnito y sobrecogedor en su desnudez, casi trasparencia. Y así, por voluntad de su arquitecto y su país, se convierte en el gran símbolo del empuje del pueblo alemán tras la guerra.
Se pueden decir muchas más cosas, pero tampoco hace falta decir más. Id a verlo.
Los primeros domingos de mes es entrada libre.
Contrastando con esta linealidad pétrea, y con pocos días de diferencia, he ido a visitar, frente por frente, la exposición Momias de Egipto. Redescubriendo vidas.
Los antiguos egipcios creían que la conservación de su envoltura mortal les garantizaba la permanencia de su alma (Ba o Ka) en la eternidad. Crearon una cultura de la conservación de los cuerpos que, algunos, creen culto a la muerte, pero que es defensa y búsqueda de la vida. Las momias (no solo humanas) son su recuerdo.
Hoy, con una tecnología innovadora, la tomografía, se nos permite conocer a seis personajes. Podemos descubrir, desvelando sus capas, su identidad, sexo, edad y hasta sus enfermedades. Tres hombres adultos, una mujer madura, un adolescente y un niño, de entre los años 800 a 150 a. C. Una manera, también, de ver la evolución de las técnicas de momificación.
Cada sala, como un sepulcro particular, acoge un cuerpo, su historia y su nombre. La instalación muestra todas las características de los sarcófagos y revela las envolturas. En las paredes, las vitrinas muestran los instrumentos del proceso, los vasos funerarios y los objetos personales, con los que se acompañaban a la otra vida: ornamentaciones, objetos cotidianos, estatuillas de dioses, joyas, perfumes, juegos, alimentos...
Completan la exposición, grandes paneles explicativos con abundancia de datos escritos.
La instalación durará hasta el 26 de marzo de 2023. La entrada es gratuita para los usuarios de la Caixa. Y, como todos los museos, el primer domingo de cada mes.
Pero, sobre todo, no os la perdáis. Solos o en compañía de amigos y familiares: hijos y nietos. Sí, nietos. Tengo el testimonio entusiasta de tres, de entre 14 y 11 años ¡Fliparon!
No os la perdáis, de verdad.
María Jesús Ramos